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lunes, 29 de abril de 2019

EL ARBITRAJE ¿UN PROBLEMA EN LA LIGA ESPAÑOLA? (Y II)

"Estoy preparado para un mal arbitraje, pero para un arbitraje parcial, no".

Quien pronunciaba tan contundente frase respondiendo a las preguntas de los periodistas no era otro que D. Vicente Cantatore Socci, entrenador del SFC entre 1989 y 1991, al término del choque que en la 9ª jornada del CNL de 1ª División de la temporada 1989-90 enfrentó en el Bernabéu  a su titular y al  SFC . El bueno de D. Vicente, uno de los mejores entrenadores que el Sevilla FC ha tenido, no había padecido nunca en su ya entonces larga trayectoria como entrenador, el tipo de arbitrajes que suelen perpetrarse en el estadio del "miedo escénico", y claro, como no estaba acostumbrado, sus protestas despertaron las iras del respetable y como consecuencia, las del árbitro que dirigía el partido que no era otro que el colegiado canario José Merino González, sí, el mismo al que D. Eugenio Montes Cabeza, ocho años antes, tildó de "árbitro de cámara del Real Madrid".

Entre las decisiones del sr. Merino, y las pifias de Dassaev y Diego aquél día, el resultado final fue 5-2. Resultado engañoso, pero que sirvió, una vez más, para la vanagloria de los de Concha Espina. Aquél 28/10/1989, oyendo la retransmisión por radio, tuve que ver cómo, la persona que me hizo sevillista, mi padre, apagaba indignado el transistor bastante antes del final.

Al recordar aquél hecho ya lejano, vemos que a pesar de las quejas y protestas ante medios informativos e instituciones balompédicas de nuestro país, los árbitros, desaparecida la facultad de la recusación, vuelven a ser designados contra los equipos a los que dañan sus decisiones, y lo que es peor, lo vuelven a hacer, y con más saña. Hasta lo ocurrido en el Coliseum Alfonso Pérez Muñoz el mediodía del último 21/04/2019 han pasado tres décadas. En tan largo tiempo, nuestro Sevilla ha experimentado de todo en lo deportivo e institucional, pero en lo que al aspecto arbitral se refiere, nada ha cambiado.

Cierto que ha habido momentos peores. Cuando las decisiones arbitrales no eran suficientes los poderes fácticos recurrieron al socorrido mantra de la "alarma social". Enarbolando este concepto a modo de comodín, se han producido hechos únicos en la historia del fútbol mundial, el de re-arbitrajes de encuentros en los que no se reflejaba en el acta arbitral lo que la prensa afín a los de siempre, quería. Así, en alguna ocasión con el colaboracionismo de medios locales, ( ¡Ay, aquél 02/01/2003, otra vez el Bernabéu, el del "pisotón" de Pablo Alfaro a Michel Salgado!)  el  SFC ha tenido que soportar cómo los citados medios magnificaban acciones puntuales de nuestros jugadores y arrancaban del comité de competición la sanción que ellos estimaban justa. En este sentido, los blancos predilectos fueron Pablo Alfaro y Javi Navarro (5 partidos de suspensión por el desgraciado codazo a Arango en el R. Mallorca-Sevilla FC del 19/03/2005, porque el sr. colegiado de aquél día, mostrase la roja).

Pasan temporadas, cambian los dirigentes de las instituciones futbolísticas en España, y todo sigue igual, si no a peor, en el arbitraje. El duopolio descarado instaurado hacia 2007, para disfrazar su mangoneo, ha ampliado algo su base con, insisto en la frase, COLABORACIONISTAS NECESARIOS. Es el cásico axioma de que algo cambie para que todo lo demás siga igual. Todos sabemos qué clubs son, y es una lástima, porque uno de ellos estaba llamado, por la ciudad a la que pertenece, por su historia, y por su masa social, a ser quien abanderara una rebelión que diese un poco de equilibrio a las competiciones en España. Se vendió por "una pringá", y una eliminación en el descuento en las semifinales de la UEL de 2015 lo ha posicionado a favor del duopolio y su perro de presa.

El poder del duopolio se cimenta en tres  pilares: la prensa, la política y el colegio arbitral. El Sevilla,  un club maldito, que arrastra una injusta fama propiciada desde hace 60 años desde tres vértices,  la parte no sevillista de la ciudad, la Andalucía provinciana (madridista, culé, y anti-sevillana) y Madrid, tiene muy difícil hacerse oír. Ignoro si después de lo de Getafe alguien del Consejo ha hecho alguna queja, ni dónde la ha hecho, pero insisto, eso no sirve, no es suficiente, si el objetivo es que se agrieten los cimientos del duopolio, o al menos, el del pilar arbitral.       

Para combatir su mala fama, el Sevilla tiene que buscar sus propios colaboradores, no vale solo con los "sácale partidos al cole", los mundialitos de la inmigración ni las visitas en los desplazamientos a la prensa decana de cada ciudad, como ha quedado demostrado. Hay que rebuscar, indagar, trabajar como las hormigas, peldaño a peldaño y con paciencia hasta formar un grupo, que seguramente en principio no será muy numeroso, de clubs agraviados, un "lobby" dentro de la LFP, que denuncie, y que a la vez sirva para que el SFC no sea el señalado en exclusiva del fútbol español. Es difícil, utópico si se quiere, la mayoría de entidades de la LFP vivaquean de las migajas del duopolio, pero hay que explorar ese camino.

No es bastante que los propios medios de comunicación, que solo los consumimos los sevillistas, den su punto de vista en las situaciones conflictivas. Hay que entrar en los medios que influyen en la opinión general desde Madrid, los medios locales no son suficientes, y eso solo puede hacerse compartiéndolo con un lobby de clubs agraviados, que poco a poco irá creciendo. Y solo así, se estará en condiciones de que el mantra-comodín de la "alarma social" (pilar político) se vuelva contra ellos y de arrancar al colegio arbitral de las fauces de las instituciones futbolísticas que sólo sirven a quienes los alimentan, transformándolo así en un colectivo profesional, dedicado en exclusiva al arbitraje y que imparta verdaderamente justicia en el césped. Solo hay que tener la voluntad de hacerlo, y yo, hoy por hoy, en todavía NUESTRO Sevilla FC. no lo veo.

Fdo.: José Ramón Yúfera Ginés.

      

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